Cuando fui a la Feria del Libro de Huancayo la pasé bien. Me gustó la experiencia, me divertí, conocí gente. No me puedo quejar. Así que cuando me invitaron a la Feria del Libro de Piura, no dudé en aceptar. Ésta resultó ser una experiencia completamente distinta.
No estoy seguro de cuál de las dos ferias tenía más puestos. No obstante, la de Piura era un área más extensa y tenía espacios más amplios entre los puestos. Y el punto clave: La de Huancayo estuvo repleta de gente todo el tiempo. En todo momento había personas dando vueltas. Y no solo eso, sino que era gente que compraba. En la feria de Piura, en cambio, hubo menos gente. Y esta gente compró muy poco en el tiempo que yo estuve ahí.
Con respecto a mi presentación, la experiencia también fue completamente distinta. En Huancayo hablé a una sala llena, pero de gente casual. O sea, pocos habían ido específicamente a oírme a mí, sino que pasaban por ahí y se quedaron. En cambio, en Piura, la sala estaba a medias, pero el público que tenía era de lujo.
Para empezar, esta vez Réquiem por Lima compartió mesa con Planetas perdidos de Alfredo Dammert. La mesa la compartimos el mismo Alfredo, yo, Willy Del Pozo (cabeza de Ediciones Altazor) y dos piuranos que comentaron los dos libros: Fernando Silva Guerrero y José Lalupú (que comentó mi novela).
Pero lo interesante estuvo en el público, créanme. Ahí estaban Oswaldo Reynoso (autor de emblemáticas novelas como Los inocentes y En octubre no hay milagros), Hernán Migoya (escritor español que anda en Lima), Pedro Novoa (ganador del premio Mario Vargas Llosa), un par de escritores piuranos y otras caras conocidas cuyos nombres no me terminaron de quedar claros. De estos solo uno se quedó dormido, así que debe de haber sido una charla solamente medianamente aburrida.
(Dibujito de arriba: http://comicrelated.com/)