A inicio de los dos miles la televisión había descubierto que si usaba las nuevas técnicas menos perfeccionistas de hacer efectos especiales que en Hollywood ya no eran novedad, podían salirse con la suya haciendo producciones que antes habría sido impensables. En 1998, por ejemplo, se habían salido con la suya haciendo una maravillosa versión de Merlín (que comento en este enlace de mi otro blog). Una producción llena de magia y de efectos y de seres fantásticos que no habría sido posible hacer diez años antes. Con un final impresionante y muy impactante que no habría funcionado si segundos antes no te mostraban todo el poder que tenía a su disposición la villana.
Después de Merlín, otros canales y otras productoras trataron de explotar este nuevo modelo: Miniseries de historias conocidas ya contadas, pero con la magia de estos efectos especiales que aun eran novedad para los televidentes. En ese sentido, algunas novelas pedían a gritos ser adaptadas. Había el proyecto de hacer una de Lord of the Rings, por ejemplo. Pero se complicaba legalmente. Y la otra que siempre se buscaba era Dune.
Era cuestión de tiempo antes de que se intente. Dune lo tiene todo para ser una gran historia épica emocionante (la novela la comento en este enlace). El fracaso de Jodorowsky en producir su versión (que comento en este otro enlace) y la decepción de la película de Lynch (que comento aquí), hacer una miniserie bien hecha de Dune parecía ir a lo seguro. ¿Qué falló entonces?
Tengo amigos que la defienden, pero a mí no me parece un buen producto. Es una adaptación que cumple. Están todos los personajes y están todos los hechos relevantes. Es una adaptación bastante fiel. El problema es que es aburrida. Hay diálogos que no aportan nada, excepto la satisfacción de que se está incluyendo todo lo que se puede.
Para entender mejor qué pasó, hay que entender que éste fue un proyecto encargado a John Harrison, un guionista y director con mediana experiencia en televisión. Había escrito capítulos para las series Tales from the Crypt y Tales from the Darkside, entre otras. Pero nada sobresaliente. Y en cuanto a la dirección, tenía experiencia dirigiendo capítulos de estas dos series y de Earth 2. Nuevamente, nada sobresaliente. De hecho, después de Dune tampoco ha hecho nada sobresaliente.
Es decir, Sci fi Channel y las empresas involucradas en esta producción decidieron traer a alguien estándar que se mantendría dentro del plan de adaptar la novela y nada más. En cambio, para Merlin la competencia se trajo a Steve Baron, director de muchísimos videoclips en MTV, con un estilo visual muy innovador para su época. Para el guión de Merlin trajeron a un veterano que habría escrito incluso para Matlock y lo combinaron con otro veterano de Hollywood al servicio de una historia que había sido escrita por Edward Khmara, una leyenda en su momento, que había escrito Enemy Mine de ciencia ficción, la biográfica Dragon: The Bruce Lee Story y la épica Ladyhawke.
Es decir, para Dune no se arriesgaron. Fueron a lo seguro. Y en el resultado se nota. Dune es aburrida, lenta, pegada a la letra. Visualmente tampoco llama la atención. La novela de Frank Herbert da muchas oportunidades para ofrecer diseños impresionantes. Harrison no se atrevió o no tuvo el presupuesto. Una pena. Los fans seguían sin estar satisfechos.