The Magician King es la segunda novela en la trilogía de Lev Grossman sobre la vida de Quentin. La primera la comenté hace unos meses. Como mencionaba en aquella ocasión, la propuesta de Grossman es bien arriesgada en un mundo acostumbrado a los parámetros de Harry Potter o Narnia, en donde el personaje principal es «el elegido» por alguna razón y que las circunstancias confabulan para que este personaje siempre gane en todo conflicto.
Grossman cuenta que él había comenzado a armar la novela antes de que la primera novela de Harry Potter fuese un suceso mundial. Cuando esa franquicia se puso tan de moda, él tuvo que poner el proyecto en el congelador por varios años, porque sentía que no le convenía sacarla en ese contexto. En ese tiempo que tuvo, replanteó el mundo en el que viviría Quentin y al personaje mismo. El resultado a mí me parece buenísimo, pero entiendo que haya mucha gente a la que no le cuadre.
Mientras que en la primera novela teníamos a un Quentin inmaduro, inseguro, sin idea alguna de cuál es el sentido de su vida o cuál es la naturaleza de la relación que tiene con sus amigos o con la magia, en The Magician King tenemos a un Quentin casi adulto. Sin embargo, un detalle importante de esta segunda novela -y que creo que le da muchísima profundidad a cómo entendemos al personaje Quentin-, es que en esta oportunidad hay capítulos enteros en los que no sale él. En este espacio se cuenta cómo fue que Julia terminó aprendiendo a usar la magia.
En la primera novela, Julia es un personaje secundario. Es la amiga de infancia de Quentin que también fue admitida para dar el examen de ingreso a la universidad de magia, Brakebills. No obstante, ella no es admitida a la universidad misma. Así que mientras que Quentin se va a descubrir un nuevo mundo en el que existe la magia y cosas maravillosas suceden, Julia se queda en el mismo mundo aburrido y deprimente del que viene, lo cual destruye su vida.
La novela va en dos líneas de tiempo. La primera son las oscuras penurias por las que tiene que pasar Julia para poderse iniciar en la magia por su cuenta, cómo va descubriendo círculos de magia hasta llegar a un grupo de personas con el que por fin congenia. El plan que tiene este grupo para poder acceder a niveles superiores de magia y los resultados de este experimento. La otra línea de tiempo es el siguiente desarrollo de la vida de Quentin. Los sucesos que vienen después de la primera novela.
Ambas se complementan bastante bien, porque me parece que cumplen en criticar cómo el haber ido a la universidad divide a la población. La actitud que tienen los educados hacia los no educados. Pero además, que los educados no son snobs por las puras. En la línea de tiempo principal por momentos Quentin se separa con Julia del resto de los personajes y tienen aventuras por su cuenta. En esas partes queda claro que Quentin tiene un dominio de la magia superior al de Julia y al de todos los amigos que le quedan del periodo en el que estaba ella aprendiendo a usarla.
Hay nuevos personajes y una verdadera amenaza. Pero fiel al espíritu de la primera novela, es algo que nunca se llega realmente a comprender y que no importa realmente. Y mientras que la primera novela era sobre Quentin aprendiendo a disfrutar de la vida -con magia como algo cotidiano presente-, la segunda novela lo lleva al siguiente nivel. Desarrolla la idea de que esto no es posible, si es que no aceptas lo que tienes. Que tienes que aceptar tu punto de partida. Que solamente reconociendo quién eres realmente (y la posición en la que estás en cada etapa de tu vida), es que puedes ser feliz.
Para cuando comienza esta segunda novela, Quentin tiene todo lo que deseaba en la primera: Vive en el mundo de fantasía Fillori (una versión adulta de Narnia), es rey en ese mundo, vive con sus amigos… Y aún así, está deprimido. Así que en un intento por darle algo de emoción a su vida, inicia artificialmente una aventura (un «quest»). Conforme él vaya perdiendo el control de las cosas, estará cada vez más emocionado y comprometido con la aventura, hasta un desenlace que a mí por lo menos me parece excelente para este arco.
Ésta es una de esas novelas en las que hay muchas cosas sucediendo al mismo tiempo. En la que se están manejando varias metáforas y varias historias que se van abriendo y cerrando. Y si bien eso es lo más trabajado, a mí lo que más me gustaron fueron los personajes. La representación de Quentin y su evolución es genial. Julia también, aunque se esfuerza por caer chinche. Eliot tiene un papel muy importante aquí y también tiene una evolución por su cuenta. Y hay un personaje nuevo que se introduce lentamente hasta ser muy importante para el desarrollo de la trama, Poppy. Una maga que Quentin conoce en Venecia, pero que viene de Australia. Muy buena adición a la saga.