Mildemonios

Philip Reeve, Mortal engines

In .Inicio, Crítica on 25 agosto, 2021 at 9:42 PM

Quizás hayan visto que existe una película llamada Mortal engines, producida por Peter Jackson. Digan lo que quieran de ella, está basada en una novela de Philip Reeve, la cual a su vez es parte de una serie de novelas. Mortal engines específicamente es la primera de un cuartero, en la cual se introduce todo el mundo en el que transcurrirán estás imaginativas historias y los personajes de las primeras cuatro. Tiene un estilo bastante particular que será abandonado en la segunda novela y que voy a comentar en un momento.

Philip Reeve comenzó como ilustrador y eso se nota en su narración, que le da mucha importancia a la descripción física de los personajes, el detalle de los lugares por los que pasan, los vehículos que usan. Sin embargo, tiene tal dominio de esto, que se puede dar el lujo de incluir disparates en su texto, que el lector tiene que imaginarse como pueda. El más obvio es el de las ciudades móviles, que introduce y describe a medias, dejando a que el lector se imagine el resto.

Parte central de esta serie de novelas es el «darwinismo municipal». En algún momento hubo una guerra mundial y como resultado de eso mucha gente murió y las ciudades y pueblos que sobrevivieron tuvieron que ponerse llantas y moverse de un lado para otro. Suena como una locura, pero es algo que tienes que simplemente aceptar para entrar a estas novelas. En la primera novela la ciudad central para la historia es Londres. Esta ciudad es una de las dominantes, a la que las demás le tienen miedo. No obstante, para mantenerse en movimiento y funcionando, Londres se tiene que comer a otras ciudades más pequeñas constantemente. Si no, no puede mantener sus sistemas activos. Es una preocupación constante y un tema de discusión entre sus dirigentes: ¿A dónde ir para conseguir la siguiente presa?

Ni te molestes en preguntarte por los aspectos más prácticos de esta imagen. ¿Cómo es que una ciudad entera se puede desplazar desde la isla de Britania a Europa continental? No importa. Déjalo pasar. Eso no es lo importante. En Mortal engines lo importante son los personajes, el mundo planteado y el estilo. Eso es lo que te debería preocupar.

Mortal engines está plagado de personajes pintorescos que tienen sentido en ese mundo, pero que para un lector normal llaman la atención. Los dos principales son Hester Shaw y Tom Natsworthy. En un giro que agradezco, la heroína Hester no es la típica chica bonita que todo lo puede, de origen noble, elegida para un destino, etc. De niña sobrevivió un atentado y quedó con la cara desfigurada. Por eso, tiene que andar siempre con la cara cubierta. Solo tiene un ojo y se autodescribe ella misma como fea. Tom, por su lado, es un inútil. Se ha pasado la vida en un museo y ha estudiado historia. Lamentablemente en el mundo en el que tendrá que sobrevivir cuando se caiga de Londres eso no servirá de mucho. Tendrá que ser rescatado constantemente por otros.

Hester y Tom terminarán como pareja y en la siguiente novela esto será más explorado. En esta primera novela lo interesante es el contraste entre ambos. Cómo comienzan intentando matarse, pero terminan colaborando y formando un equipo. Además está su relación con Anna Fang, una líder de un grupo de aviadores que viven en aldeas que se mantienen en el cielo lejos de las ciudades motorizadas. Ellos se oponen al darwinismo municipal. Reeve describe así un mundo complejo, con distintos grupos humanos que hacen lo que pueden para sobrevivir. Hester y Tom durante su viaje se irán cruzando con varios de ellos.

Finalmente, el estilo con el que se cuenta todo es extraordinario. Es hilarante. Muy, muy gracioso en el sentido en el que se supone que están contando las cosas desde el futuro, un tiempo en el que no entienden por qué nosotros en el presente hacíamos las cosas de cierta manera. Entonces, cuando describen las razones por las que Londres es motorizado, lo hace de una manera tan natural, pero además cuestionan que la encarnación de Londres que nosotros conocemos hoy en día sea racional. Tanta gente apiñada en un solo lugar, al cual había que llevar comida y recursos de otros lados, a través de una interminable red de camiones y de trenes y de aviones. No puede ser, responde un personaje. Eso sería estúpido. Y sí, pues. Lo es. Las ciudades de hoy en día no tienen sentido. Tanto como ponerle ruedas y tenerlas dando vueltas.

Parte importante de esta serie es la recuperación de tecnología del presente. Supuestamente algo pasó entre hoy y el tiempo en el que transcurren estas historias. Mucha de la tecnología que usamos hoy se ha perdido y hay muchas cosas que ya no pueden hacer. Esto le da un ambiente steampunk a Mortal engines. No obstante, deja el espacio también para tecnología que Reeve se inventa. Por ejemplo, los Stalkers, una forma de revivir muertos para convertirlos en soldados imparables.

En resumen, Mortal engines me parece muy original, muy creativa, con una crítica social bien dura, pero sutil. Personajes cautivantes que llaman a leer las siguientes novelas. La segunda, por lo menos, Predator’s gold, es también excelente, aunque de una manera distinta. Ya la comentaré otro día.

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