No me gustó El ritual de la huaca, de Jorge Eduardo Benavides. No es que esté mal escrito o que ofenda al lector con algo, es simplemente que todo gira alrededor de la inevitabilidad de las cosas y ése es un tema que a mí no me cuadra. Yo soy de la generación que cree que la humanidad podrá hacerle frente a cualquier problema, que no habrá obstáculo que eventualmente no podamos tumbar. Pero este libro plantea todo lo contrario: Hay algunas cosas en la oscuridad que son inevitables. Y que por gusto te esfuerzas en evitarlas, igual te caerán eventualmente.
El ritual de la huaca es una de esas historias de terror en las cuales un grupo de jóvenes ingenuos ofenden a una fuerza sobrenatural sin querer y tendrán que pagar el precio por el resto de sus vidas. En ese aspecto tiene bastante de Blair Witch Project. O como la primera historia que se muestra en Los sueños de Akiro Kurosawa, la del niño que ve sin querer el matrimoio de unos zorros y por ello queda condenado de por vida.
Todos en El ritual de la huaca van a sufrir el mismo destino, el asunto es el tiempo que pasarás sufriendo mientras tratas de evitarlo. En ese sentido, la pregunta es si vale la pena seguir sufriendo si sabes que la vida es toda sufrimiento. Claro, el personaje más longevo de la historia tiene un propósito en esa nueva vida -que de hecho, ¿no es algo contradictorio, sabiendo lo que sabemos de él?- y quizás eso hace su tortura menos atroz. Pero aún así, las condiciones en las que vive son, pues, malísimas.
¿Es eso la vida?, parece preguntarse Jorge Eduardo Benavides. ¿Es esto todo a lo que podemos aspirar? ¿A hacernos daño entre nosotros para que la tortura que es vivir sea menos intensa? No, quizás sea que yo pertenezco a otra generación y para mí la vida no es eso. No me voy a poner en plan Little Pony, tampoco. Pero El ritual de la huaca me parece un poco excesivo para mi gusto.
Independientemente de lo bien o mal que esté escrito.